Tras pasar 20 años en la cárcel, León Paulino vive en una villa de lujo en una de las zonas más exclusivas de Guadalmina, Marbella. Una vivienda que muchas personas no podrían permitirse y ni siquiera imaginarse. Y es que este cubano lleva tres años ocupando una vivienda cuyos propietarios fallecieron y sin tener, por lo visto, herederos ni nadie que reclame la propiedad de ese inmueble. Paulino está convencido de que él no está ocupando la casa sino que está esperando “a ver que pasa”. Después de definirse como un preso político, dice que “cada uno se busca la vida como puede”.

Supuestamente, el cubano no paga alquiler ni hipoteca, pero asegura que tiene todos los contratos y que los gastos corren a su cuenta, aunque se niega a enseñar facturas.

Además de conducir un coche de alta gama que dice que es “prestado”, los vecinos, testigos y perplejos, afirman ver cómo ayuda a otros usuarios a okupar más casas cercanas que oscilan entre los 995.000 euros hasta los 2 millones de euros redactando contratos falsos para ponerlos a disposición de terceras personas.

Según los vecinos, en casas okupadas se habían producido incluso pozos para sacar agua en los patios y los inquilinos habían conducido en dirección contraria.

El Ayuntamiento de Marbella anunció hace un año que crearía una unidad policial especial para poner fin a este tipo de actuaciones de okupación de viviendas ilegales. Según los planes anunciados en el momento, una treintena de agentes trabajarían con asociaciones de vecinos, inmobiliarias y bancos para solucionar esta problemática.

Sin embargo, todavía nadie ha podido hacer nada con este okupa que vive mejor que quiere, de ahí la importancia de empresas de mediación y desalojo como Mediaokupas.